Estaba viendo
una ventana
venía con canciones,
un reloj blanco, las velas torcidas,
una cuchara goteaba esperanza.
En la panza un ardor de días de cuarenta y dos grados,
dentro de los deseos, eso. Un fuego.
Es demasiado,
en diciembre los deseos
se usan para las publicidades navideñas
entonces nada que ver,
no estábamos en el mismo poema.
La mentira corrompe, la verdad no existe y el lenguaje es el culpable de todos los malentendidos.
martes, 27 de diciembre de 2011
domingo, 4 de diciembre de 2011
33
Con los ojos cerrados
encuentro todo,
pero la verdad es que
no sé cuánto necesito
de ese todo.
Me arriesgo a tomar lo que encuentro
en esa esquina donde hay sonidos de bandoneón
y una palabra dada vuelta,
que tardaré todo un domingo en descifrar.
Tal vez deba cerrarle los ojos a la palabra para ver si en ella
está todo ese algo necesario.
El bandoneón, mientras,
me dice que vos estás,
no podré detenerlo,
con él, el tiempo es otra cosa
que la palabra o la búsqueda,
es otro riesgo, que corro
con los ojos cerrados.
encuentro todo,
pero la verdad es que
no sé cuánto necesito
de ese todo.
Me arriesgo a tomar lo que encuentro
en esa esquina donde hay sonidos de bandoneón
y una palabra dada vuelta,
que tardaré todo un domingo en descifrar.
Tal vez deba cerrarle los ojos a la palabra para ver si en ella
está todo ese algo necesario.
El bandoneón, mientras,
me dice que vos estás,
no podré detenerlo,
con él, el tiempo es otra cosa
que la palabra o la búsqueda,
es otro riesgo, que corro
con los ojos cerrados.
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