jueves, 3 de noviembre de 2011

Jueves, día de encuentro III

1:11 me doy cuenta de que es jueves
y que es día de encuentro.
si, claro
siemprecerca de la ciudad universitaria,
ahora en ella,
en el A2,
si, iba con dos amigos,
subí primera pero pagué última
porque apenas entré al colectivo
ubiqué visualmente un celular
que una tal Marcela
había olvidado en el segundo asiento individual

y casi que no te cuento esto:
me bajé en la plaza San Martín
para tomarme el ya conocido N1
-y llegar antes de las dos de la mañana
a mi calle de tierra-,
después de los cuatro cortos
los corazones, las mandarinas y las flores
(nada diremos del la cursilería de las coincidencias)
¡se me subió una juanita!,
estaba hablando con ella en la parada
no quería matarla para que no largue olor,
la cosa es que se me metió por el cuello
y aún en este momento, cuando te escribo me rasco
porque la siento,
yo siento (así se llama el corto que no nos gustó)
que lo de los jueves es un clásico.
Mañana tendré que acercarle a la chica
su teléfono Nokia a la Clínica Concepción
¿Será tan generosa como la dueña del Ford Ka?
la cosa es que, como la vida, todo se resuelve en un viernes.

bueno, perdón la digresión,
solo quería escribir lo del aroma
así que olviden todo el jueves. Fin.

42

quería perseguirlo

pero no me moví

tenía todo el día encima

y cerca del agua se quedó

tratando de seducirme

quería llevarme hacia un otro

acontecimiento,

quizá en el verano

o dentro de poco.

duró menos que la explosión de un globo

delante mío,

un aroma

venido de otro jueves,

budín de soles.

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